Así como nos encontramos en la vida momentos de desafío, me sentí en medio de la obscuridad, sin sentido, me inundaba la tristeza y me alcanzaron las grandes preguntas existenciales. Exploré muchos senderos, busqué en muchos lugares hasta que llegó a mí un regalo, una respuesta clara y contundente. Encontré mi sentido de ser, avancé en mi sanación y encontré mi Dharma en el camino del Kundalini Yoga y de la danza.
Nací en Guadalajara, Jalisco, México, en el seno de una familia muy peculiar, rodeada solamente de adultos. Fui una niña observadora y profundamente sensible. Al mirar mi entorno y las dinámicas familiares, me daba cuenta de esas cosas que suceden en las relaciones humanas y circunstancias complejas de la vida. Podía ver el dolor, la enfermedad y la agonía. Sentía la tristeza en casa pero no sabía nombrarla, imposible comprenderla, menos revertirla.
Y también sentía, siempre, una presencia grande, bella y amorosa: Dios. La Gran Consciencia siempre estuvo ahí, conteniéndome. La Divinidad la sentía tan cerca y tan real. Por ello, desde pequeña constantemente estuve interesada en la espiritualidad y la sanación. A lo largo de los años transité por los abismos que trae consigo la muerte y las despedidas. Continué en una búsqueda incesante del sentido de la enfermedad y de la muerte, convirtiéndose el tema de la salud en algo apasionante para mí. Y me encontré en medio de un remolino maravilloso de los planos de la salud desde todos los puntos cardinales, desde la mirada holística, profunda y humana. Desde el amor.
En ese transitar he recorrido diversos caminos, como la meditación, el Reiki, el Desarrollo Humano, la Psicología Transpersonal, la Danza, las enseñanzas Sagradas de la Tradición Maya Tolteca, el Kundalini Yoga, Parinaama Yoga, Naam Yoga, la Antroposofía y otras líneas filosóficas y espirituales, siempre en búsqueda de una comprensión profunda del sentido de la vida, y tratando de responder a la pregunta: ¿Cómo vivir plenamente, cómo vivir con salud distante de la enfermedad y cómo despedirse de este plano con la más alta salud posible?
En el año 2003 gozosamente me certifiqué como Instructora de Kundalini Yoga por KRY e IKITA acompañada y guiada por la maestra Gian Kaur (Quien ya dejó esta dimensión). En los albores del 2004 explotaba en mi corazón el anhelo de compartir lo que estaba aprendiendo y que me había hecho dar un salto cuántico en mi propio camino del cuerpo y del alma. Por ello abrí mi primer grupo de yoga, en mi casa, sencillamente y sin mayores pretensiones. Poco a poco se fue llenando de almas que estaban en sus propias búsquedas de una vida más plena. Fue, sin darme cuenta, la semilla de lo que hoy es SUNI ANANDA.
Antes de convertirme en instructora de Kundalini Yoga, recorrí otros caminos, mismos que definen también mi ser, mi esencia y mi desempeño dentro de mis clases de yoga. Si algo me enamoró de la práctica del Kundalini, fue la presencia de la música. El canto de los mantras, los sonidos que acompañan cada sesión, las meditaciones, las vibraciones del gong. La música es un hilo fuerte que ha entretejido mi historia de vida y que definitivamente me conforma.
Desde los 6 años comencé a tocar el piano, hasta terminar una carrera de instructora de música a mis 20 años de edad. La música y el piano en particular fueron parte esencial de mi ser, pero algo hacía falta.
Mi intuición me llevó al ITESO, en donde estudié la carrera de Ciencias de la Comunicación y allí conocí a personas que son hoy parte de mi familia del alma.
Sin hacerlo de manera consciente, adquirí dos herramientas que hoy conforman la esencia de mi labor en la Yoga: la música y la expresión a través del lenguaje y del canto, son un sello en mi labor diaria en Suni Ananda, este estudio de yoga que cuido y dirijo ya desde el año 2004.
Desde niña creaba mis propias coreografías. Creo que antes de ser pianista tenía en mí la semilla de ser bailarina. Empecé a danzar ya mayor en la búsqueda de mí misma y de mi sanación. Exploré diferentes estilos de danza hasta que descubrí el Bhangra. Y el Bhangra llegó a mi vida gracias al Kundalini Yoga.
Cuando escuchaba la música de los tambores punjabis como practicante de Kundalini, vibraba cada célula de mi cuerpo y nació en mi corazón el anhelo de aprender esta danza del norte de la India. Después de años de ser autodidacta encontré a mi maestro. Y en el año 2013 me certifiqué como instructora de Bhangra en la Ciudad de México con el Maestro Sat Atma Singh, quien venía de Barcelona para compartir su arte.
Esta certificación es reconocida por VIRSA VIHAR SOCIETY AMRISTAR, INDIA.
Con el maestro Lavesh Pritmani participé en dos seminarios intensivos y a principios del 2015 fui nombrada por el Consejo Mundial de Bhangra en Chandigarh–INDIA como una de las Embajadoras de esta danza en América Latina.
¡Me fascina danzar y compartir la alegría del Bhangra!
También cuento con la certificación en Naam Yoga y las primeras 108 horas de Parinaama Yoga con la maestra Ann Moxey.
He participado en presentaciones, festivales y diplomados. Uno de los más significativos para mí ha sido el YOGA ART FESTIVAL, en Iztac Multiversidad, cuyo maestro guardián es el Dr. Sigfried Baumbach, quien ha sido un gran maestro en mi camino espiritual.
Y en este mágico lugar, tuve una gran revelación…. en el año 2013, en un retiro de Danzas Sagradas conocí las danzas de Gurdjieff de la mano de la maestra Lina Do Carmo. ¡Todo un viaje!
Mi curiosidad nunca termina… mis ganas de seguir aprendiendo me han llevado a tomar innumerables cursos, certificaciones, retiros, talleres y diplomados, lo que me ha permitido crecer poco a poco y así también ofrecer a mis alumnas y alumnos mejores experiencias.
La labor cotidiana de las clases de yoga no alcanza para ofrecer la inmensa riqueza de este mundo, por ello, abro espacios de talleres, cursos y retiros, para sumergirnos y hacer vida todo aquello que vamos aprendiendo.
Mi pequeño y al mismo tiempo inmenso universo de movimiento de sanación del cuerpo, del canto de la vida mediante la yoga, la música, la danza, el arte y la espiritualidad, ¡te lo quiero compartir!
In Memoriam
Gracias maestra Gian Kaur, por tu vida, por tu compartir generoso e incansable; por tu fuerza y tu energía que movía mares. Gracias por tocar tantas vidas con las enseñanzas. Por tocar mi vida.
Sat Nam Ji